jueves, 29 de enero de 2015

Terminar con simulaciones y censura para diputados pidió Geraldine González



·       Respeto al Código de Ética Legislativo
·       Más que pactos de civilidad que se aplique la ley


Cualquier relación personal, profesional o institucional requiere para su efectividad de respeto. Respeto a la persona, a la responsabilidad y a la norma.

El inicio del presente año legislativo nos otorga una nueva oportunidad para promover el diálogo y privilegiar la observancia de la Ley. Las oportunidades inmediatas para demostrar disposición y madurez son el próximo inicio de las campañas electorales, así como las comparecencias de los Titulares de las Dependencias del Ejecutivo del Estado, como parte de la glosa del cuarto informe de gobierno.

Coincido con la necesidad de blindar esta máxima tribuna de intereses ajenos a los sociales. La única forma de realizarlo, considero, es acatando puntualmente lo establecido por la norma y no mediante acuerdos que redunden en su contenido.

En más de una ocasión hemos presenciado o sido objeto de señalamientos por nuestras opiniones y propuestas, a pesar de estar expresamente prohibido por la normatividad interna. Lo anterior, nos lleva a pensar, por simple lógica, en que debemos esperar de la observancia de un acuerdo, cuando una ley, aun teniendo el carácter de obligatoria, no es respetada.

El artículo 38 de la Constitución Política del Estado establece que los Diputados son inviolables por las opiniones que manifiesten en el ejercicio de su cargo. Por su parte el artículo 53 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo dispone la obligación de Diputados de abstenerse de afectar o lesionar la dignidad de otro legislador durante sus intervenciones en la tribuna o en cualquier acto oficial, cuestión que comúnmente se violenta con señalamientos directos y descalificaciones a la opinión cuando disiente de la propia, como fue el caso durante la sesión solemne del pasado 15 de enero.

Las alusiones personales están prohibidas de acuerdo a lo establecido dentro del artículo 131 del Reglamento Interior del Congreso del Estado, por lo que los oradores se dirigirán a los integrantes del Pleno sin otro tratamiento que el impersonal y nunca en forma directa. Aquello, por mínimo que parezca para algunos legisladores, representa una base indispensable para propiciar el dialogo y el entendimiento, por lo que no debe seguirse permitiendo ni tolerando su transgresión.
Lo anterior, sumado a la existencia de instancias y ordenamientos encargados de velar por la observancia de la legislación electoral, hacen intransitable la firma de un acuerdo o pacto de civilidad política que, más que para generar orden, pareciera un intento para cooptar nuestros derechos y limitar nuestra voz, que es la voz de los ciudadanos.  
Sostengo, ningún acuerdo puede estar por encima de la ley. Si en verdad existe disposición y voluntad política, aboquémonos y respetemos su contenido.

Tal vez algunos no lo sepan, pero actualmente contamos con un Código de Ética Legislativa, el cual norma nuestra conducta como legisladores con la finalidad de mantener un comportamiento ejemplar apegado a derecho, e incluso, la Ley Orgánica de este poder, cuenta con un Capítulo “De la Ética Legislativa”, el cual nos impone la obligación de apartarnos en el ejercicio de nuestro encargo, de intereses que no sean los sociales.  

Compañeros Diputados, cada esfuerzo representa una oportunidad para recuperar o deteriorar la confianza ciudadanía. El ejercicio de transparencia y rendición de cuentas que representa el informe de gobierno era una oportunidad importante para conocer a fondo sobre los temas de interés y preocupación social, sin embargo, se ha optado una vez más por determinar un formato de comparecencias a modo que, lejos de permitir el cuestionamiento amplio de las deficiencias del gobierno, promueve la opacidad y la simulación.

Deseo sinceramente que nuestras participaciones se avoquen a la mejora del ejercicio de gobierno, no a la complacencia y complicidad. De igual forma, como un llamado atento y respetuoso a la Presidencia de la Mesa Directiva, pido se haga valer el respeto a las personas, a la ley y al recinto, y no se permitan señalamientos o descalificaciones entre los Diputados, o por parte de alguno de los comparecientes, como lamentablemente si ocurrió el año pasado.

La representación otorgada por los poblanos demanda imparcialidad y objetividad, no servilismo. Espero que en nuestro actuar prevalezca el respeto y la congruencia, que le apostemos a la legalidad, Puebla lo necesita y lo merece.

Muchas Gracias.

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