Desde
la propuesta unificadora de la educación presentada en la Ley
Orgánica de Instrucción Pública del Presidente Benito Juárez, un
instrumento jurídico fundamental para la educación en México fue
la
Ley Federal de Educación promulgada un 23 de enero de 1942,
reglamentaria
de los artículos 3; 31 fracción I; 73 fracciones X y XXV; y, 123
fracción XII de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos.
Hace
73 años fue promulgada la primera ley federal en materia educativa
en nuestro país, para entonces inmerso en un período histórico en
el que era necesaria la convocatoria a la unidad
nacional;
el sistema educativo inicia un proceso escolarizado y articulado en
torno a la idea de nación, que se fue consolidando; antes de ella,
la materia educativa estaba tutelada por las disposiciones de la Ley
Orgánica de la Educación (1940)
Era
fundamental entonces, hacer a un lado la lucha de clases y plantear
desde el ámbito de la educación la consolidación de una
convivencia
nacional
que permitiera, ampliar la cobertura educativa a todos los sectores
de la población, unificar los programas educativos de todas las
instituciones tanto públicas como privadas, y dar cauce al texto del
artículo 3 constitucional (Jaime Torres Bodet, 1943) que elimina el
término socialista e incorpora los principios de “educación
humanista, integral, laica, nacional, científica y democrática, que
debía colaborar a desaparecer discriminaciones y privilegios además
que se orientaba al respeto de la dignidad humana, integración
familiar, independencia política y solidaridad internacional”.
De
ahí que la fracción V del artículo 16 de esta ley determina (…)
combatirá el fanatismo y los prejuicios, ajustando las enseñanzas a
métodos que informen el conocimiento científico” y la VI del
mismo artículo “A través de las enseñanzas y prácticas
escolares, contribuirá
a desarrollar y consolidar la unidad nacional,
excluyendo toda influencia sectaria, política y social, contraria y
extraña al país, y afirmando en los educandos el amor patrio y a
las tradiciones nacionales, la convicción democrática y la
confraternidad
humana”
publicada por el entonces Presidente Manuel Ávila Camacho, la Ley
Federal de Educación (DOF, 23/I/1942) reglamenta los artículos
constitucionales de la materia, incorpora la unificación nacional de
la educación, dispone que las entidades educativas conservaran la
dirección administrativa de sus planteles, y que las entidades
técnicas continuarían a cargo de la Secretaría de Educación
Pública, responsabilizando a esta Institución, de la formulación
de planes de estudio, programas y métodos de enseñanza, para
unificar el sistema educativo en México. Esta Ley crea la Escuela
Normal Superior y es base para la unificación de las dirigencias
educativas estatales.
Sin
duda el papel refundador de la nacionalidad que motiva los
movimientos de revolución en México, incidieron y tuvieron
consecuencias en el sistema educativo. Y analizar los sucesos pasados
y sus contextos, nos permite ir entendiendo las políticas educativas
actuales.
En
aquel tiempo era necesario unificar el sistema educativo nacional,
impregnar los principios de nación, de unidad
nacional,
ampliar cobertura educativa; hoy además se sostiene el principio de
calidad de la educación.
Y
hacia allá se encaminan las nuevas disposiciones regulatorias de la
educación, que atravesaron por la Ley Federal de Educación (1973) y
la Ley General de Educación (1993) hoy, con reformas estructurales
aprobadas en 2014.
Bien
vale en el México actual, retomar la convocatoria impregnada en 1942
para el sistema educativo nacional: Unidad
Nacional.
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