domingo, 5 de abril de 2015

Quema de Judas En La Villa Del Carmen, XV Años Y Contando


Abril, 05, 2015.
San Martín Texmelucan, Pue.- Los Judas que son quemados en la Villa Del Carmen, de San Martín, no tiene rostro político o económico, representan la parte pagana de la celebración de la semana mayor, y su historia se remonta a más de 40 años de tradición, en la que los obreros de la Fábrica de El Carmen hacían lo propio con la cooperación de todos, hoy sobrinos, nietos y amigos continúan la tradición que representa una válvula de escape para muchos Texmeluquenses, visitantes y amigos que solo disfrutan el placer de la mojada, la música y los tlacoyos que ahí se degustan.


Mojados hasta las pestañas y con la sonrisa en los labios, Alberto Tapia, Enrique Salinas, Feliciano Alvarado, Jorge Borja, Ignacio Martínez y Alejandro Juárez, integrantes de la Comisión de la quema de judas hacen el recuento de la jornada del sábado de gloria que se remonta a meses de trabajo, colecta y concientización, allá lejos huyeron a campo traviesa los inspectores del Ayuntamiento, vestidos de rojo y que fueron a dar fe del control de venta de bebidas y comida en esa fiesta popular, luego de certificar el orden, huyeron antes de ser confundidos con uno de los 16 judas que ahí ardieron o con uno de los dos toritos que corretearon a los presentes.


El pasado 4 de abril, sábado de Gloria, en San Martín Texmelucan, la gente de El Carmen estuvo de manteles largos y es que conmemoraron quince años de esta tradición que no busca profundizar en el tema político ni religioso y se mantiene en la parte pagana de una tradición similar a la que en El Parían de Puebla lleva 50 años de ser; ahí pasaron lista los del Distrito federal, de Guadalajara, Pachuca, Tlaxcala, Los Dicios, San Cristóbal y demás vecinos de Texmelucan, quienes desde las 10:00 horas se dan cita en la calle que conduce al templo de El Carmen y parados frente a la pipa de agua tratada esperan a la quema de cada uno de los judas que están armados con pirotecnia y luego de buscar la talega con monedas que cayó al piso, son víctimas de la mojada, situación que los pone poco más que felices.

La fórmula es de participación ciudadana en la que la Comisión Organizadora inicia la visita, casa por casa, en busca de los padrinos quienes cooperan con el patrocinio de cada uno de los judas, cuyo costo es de alrededor de 550 pesos, en otros años, solo eran 15 judas, hoy por el festejo de 15 años el respaldo se dejó sentir y se quemaron 16 muñecos con pirotecnia; otros apoyan patrocinando el agua que es tratada y no potable, para no incurrir en tanto dispendio, comentaron.

La tarea del Gobierno de san Martín, fue la de proporcionar el respaldo con la presencia de los bomberos, seguridad pública y tránsito municipal para acordonar la zona del festejo sin entorpecer las vialidades cercanas, al terminar el día de fiesta, cuyos trabajos de organización iniciaron desde las seis de la mañana, la comisión evalúa su proyecto y propone mejoras para el próximo año.

En el transcurso del día, familias enteras no sienten pasar las horas, gritan, brincan, bailan, se desfogan, conviven y olvidan la rutina de trabajo diario, los que no pudieron acudir a un balneario o al rio, a algún cárcamo, jagüey o a la playa, sienten el agua sobre sus cuerpos y saben que el ritual se cumplió sin afectar a su tan precaria economía, al final del día el eco de las risas, y de la convivencia retumba en el vacío de la calle mojada.

En la despedida, la Comisión Organizadora refrenda su compromiso de trabajo, invita a participar a todos los ciudadanos y explican que se trata de un evento para todos, sin exclusión alguna, hacen un recuento de patrocinadores y agradecen ese gesto y la buena voluntad, “porque sin ellos, esto no sería posible, porque nosotros no contamos con recursos propios suficientes, y también hay gente que nos apoya donando refresco, comida, para que el evento sea mejor, somos una comisión que gusta de las tradiciones y por ellas estamos trabajando” así lo aseguran los entrevistados.

Al final, el dato histórico, se trata de una tradición con 40 años de historia, y es que se trata de un festejo que iniciaron los empleados de la fábrica, a ellos les anunciaban que de su jornal semanal les retirarían periódicamente un descuento para contribuir a la organización del festejo, así lo aceptaban, sabían que sería fiesta para sus familias, no obstante el tiempo desvaneció el gusto, ellos tocaron retirada de la vida terrenal; cuatro ciudadanos valientes rescataron esa tradición: Juventino Ambriz, Néstor González, Darío Martínez y Alfonso Feria era el año 2000, justo en el inicio de este nuevo siglo, a ellos se sumaron, posteriormente, los actuales organizadores, así hilvanan su historia profana, producto del sincretismo cultural que la colonia trajo a la raza de bronce que hoy se consolida como mexicanos.

La tarea aumenta cuando los integrantes de la Comisión Organizadora aseguran que ahora buscan afanosos la primera historia de esta tradición y que en breve apuntarán logros que conformen el collage de lo propio, así se van desvaneciendo las bullas y los acordes de la banda, por las calles caminan las familias mojadas y felices, con la barriga llena y el corazón contento, en espera de que el próximo año sea así, o más divertido.













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