Sección:
Noticias
Autor:
Laura Roldán
San
Martín Texmelucan, Pue.- La Administración del Mercado Domingo
Arenas recortó los permisos para la venta de todo lo relacionado con
el ajuar del Niño Dios, los vendedores de fruta, ceras flores y
Ropa advierten que la costumbre y los ingresos decrecieron
gradualmente en los últimos 15 años y la religión católica llama
a respetar la imagen del hijo de Dios para no desvirtuar la fe sin
incurrir en los excesos.
Sin
especificar el monto de los recursos que por este concepto
ingresarían a las arcas municipales, Gustavo Berra Medrano,
Administrador del Mercado Domingo Arenas, explicó que se hizo una
revisión exhaustiva a padrones de otros años y de acuerdo con las
condiciones para la venta de ropa y demás elementos que componen la
vestimenta de las imágenes de Niño Dios el número de puestos
autorizados se redujo a 30, con la garantía de proveer de las
instalaciones eléctricas adecuadas para que los artesanos trabajaran
el silicón que utilizan para manufacturar sus productos.
La
ropa, que va desde los sencillos ropones, hasta atuendos con alas y
otro tipo de telas varían en costo y también por el tamaño de la
imagen, Jorge Hernández Vázquez, quien vende en el Domingo Arenas
desde hace 15 años, asegura que se han desbordado los comerciantes,
situación que los obliga a disminuir costos ante la merma de sus
ventas, explicó que para vestir al niño es depende del modelo y de
la costumbre.
El
primer año van vestidos de blanco con ropón o mameluco y acostados
en un moisés, el segundo año ya llevan colores y se entregan
sentados y el tercer año se entregan en una silla especial de Niño
Dios o en una “pianita” para que vayan parados, y en un nicho, es
la etapa del padrinaje y consta de tres años, además de las
sandalias, ropa interior, y accesorios, coronas, rayos, báculo,
palomas y flores, para todo ello, los padrinos deben invertir desde
70 pesos hasta alrededor de 300 pesos, dijo: dependiendo el modelo.
Por
su parte vendedores de fruta argumentaron que los enormes canastos
que en otros años se vendían para entregar al Niño Dios, ahora son
pocos y en su lugar, la gente se limita a compras austeras que no
pasan de los arreglos frutales de 150 pesos, toda vez que los
padrinos deben comprar también las flores y otros enseres.
Elizabeth
Arroyo, argumenta que las flores tienen sus temporadas buenas, como
es diciembre y mayo, pero aunque son parte fundamental de la
ceremonia de entrega del Niño Dios, tales como las rosas blancas y
los crisantemos, en la costumbre vivida desde hace 35 años que es la
antigüedad de su puesto al interior del Domingo Arenas, la costumbre
cambio y ahora la gente ya no invierte en grandes arreglos cotizados
en 500 pesos y se limita a comprar ramos pequeños que no van más
allá de 30 y 50 pesos.
Otra
parte importante de la tradición de la candelaria son las velas,
adornadas o sencillas, Leticia Castillo Durand, dice que la venta
bajo pues la gente ya no tiene condiciones para invertir tanto
dinero en conservar la tradición, comprar una cera requiere de una
inversión desde diez pesos, hasta 40 y 50 pesos, en promedio, estas
se caracterizan por tener adornos relacionados con el tema, también
compran veladoras a la hora de la entregada, estas van en un vaso y
se venden de acuerdo al tamaño de la imagen, su costo va desde los 8
y hasta los 18 pesos, no obstante reconoce que en 25 años de vender
esta mercancía, la venta decrece, por desapego a las tradiciones y
por falta de solvencia económica de los ciudadanos.
En
representación de la Iglesia, el Padre Arturo Hernández Hernández,
Vicario de la Parroquia de san Martín Obispo de Tours advirtió que
en alrededor de dos siglos de existencia, el sentido de la fiesta de
la candelaria, celebrada el 2 de febrero, inicialmente fue la fiesta
de la Purificación de la Virgen María o la fiesta de la
presentación de Nuestro Señor Jesucristo, quien es llevado al
templo con la presencia de Simeón y Ana, quienes en la historia de
la fiesta del encuentro Dios niño con su pueblo representado en esos
dos personajes.
Explico
que para no desdibujar la sincronización de costumbre y religión:
el niño es niño y no puede ser otra cosa, no es ángel, no es
futbolista, ni arcángel ni santo, es el hijo de Dios que se hizo
hombre, no obstante reiteró el respeto a la costumbre y reconoció
que aún falta mucho para generar conciencia en la gente, reconoció
que la mercadotecnia tiene su parte importante donde los vendedores
tiene el atuendo de San Juditas, de San Juan Diego y ahí se olvida y
se confunde que es niño y es Dios, reiterando que no se puede
cambiar ni de nombre ni de aspecto.
Al
final, sugirió que para festejar, sin incurrir en los excesos, se
trata de una fiesta de la fe y la mayor alegría de dios es el
encuentro que denota la celebración, por ello en el sentido de fe y
de compadrazgo debe existir respeto para no desvirtuar la práctica
de la fe de fiestas milenarias en todo el mundo, la fiesta de la
Candelaria que alude a la candela y a la luz evoca a Cristo como la
luz del mundo que va guiando el sendero de la humanidad en su
encuentro hacia él.
Finalmente,
entre el desacomodo de las costumbres, las crisis económicas y la
crisis de las costumbres, la tarde del dos de febrero, los
anfitriones prepararon tamales, atole y con una mesa muy adornada
recibieron a los compadres quienes con un ramo de flores, otro de
romero y con el Niño Dios en brazos, luego de ser bendecido en la
iglesia, así muchas familias sobrevivieron a su realidad y a su
tiempo, otras se limitaron a ir al mole a Santa María Moyotzingo,
otros más, en la observancia de su cotidianidad, permanecieron
indiferentes a las tradiciones religiosas y profanas en todo el país
y en el Valle de Texmelucan.
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